La inteligencia artificial ya no es una promesa futura para América Latina: es una realidad presente que está redefiniendo fundamentalmente cómo trabajamos, producimos y generamos valor en la región. Durante 2025, hemos presenciado un crecimiento acelerado en la adopción de soluciones de IA en el mundo laboral, con empresas de todos los tamaños integrando estas tecnologías en sus operaciones diarias. Lo que hace apenas unos años parecía ciencia ficción ahora es parte del core business de las principales organizaciones latinoamericanas.
Los números hablan por sí solos. América Latina representa actualmente el 14% de las visitas globales a soluciones de IA y ocupa el tercer lugar mundial en descargas de aplicaciones de IA generativa. En México específicamente, el 89% de las empresas planea migrar hacia computadoras con inteligencia artificial integrada en su próximo ciclo de renovación tecnológica, y más del 45% de los empleados ya utiliza IA en sus tareas diarias. Estos indicadores demuestran que la adopción no es un fenómeno marginal, sino una transformación masiva que está alcanzando a organizaciones de diversos sectores.
El Potencial Económico y la Brecha de Inversión
Desde una perspectiva macroeconómica, la IA representa una oportunidad estratégica para una región que ha enfrentado un crecimiento promedio de apenas 1,12% interanual en la última década. Los estudios recientes de la CEPAL revelan que una inversión del 1% en IA podría traducirse en un aumento del 0,4% del PIB, con impactos particularmente significativos en la productividad del trabajo calificado. Sin embargo, existe una paradoja inquietante: mientras la adopción de soluciones de IA crece aceleradamente, la inversión regional en desarrollo de tecnología propia es irrisoria.
América Latina solo capta el 1,12% de la inversión global total en inteligencia artificial. Esta cifra, concentrada mayormente en Brasil, significa que el resto de los países opera con capital y soluciones diseñadas íntegramente en el Norte Global. Esta dependencia tecnológica plantea un desafío crítico: la región está consumiendo soluciones finales desarrolladas en otros países, en lugar de desarrollar talento local capaz de integrar estas herramientas a las realidades específicas de cada contexto productivo.
Capacitación: El Desafío Más Urgente
Si bien la tecnología llega a velocidad acelerada, existe un desfase preocupante en la capacitación de trabajadores. Especialistas señalan que «la tecnología está llegando más rápido de lo que las personas pueden asimilarla». Este gap se refleja en datos alarmantes: el 92% de los equipos de tecnología de la información en México considera que sus empleados no están preparados para aprovechar las capacidades de la IA integrada.
Este desafío de formación es transversal en la región. Las organizaciones reconocen la importancia de invertir en sus equipos, pero la velocidad de cambio tecnológico supera la capacidad de adaptación de los trabajadores. Como señala un director de políticas públicas de Intel, «la adopción es impresionante, pero si no invertimos en la gente, no habrá retorno». La brecha entre quienes saben usar la tecnología y quienes no es el verdadero cuello de botella para maximizar el valor de estas inversiones.
Liderazgo Regional y Oportunidades Diferenciadas
No todos los países avanzan al mismo ritmo. México lidera la adopción con un 14% de sus startups integrando IA, mientras que Perú acelera con un crecimiento relativo del 116%. Chile, Brasil y Uruguay destacan en innovación y tecnología según el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025. Esta heterogeneidad refleja diferentes niveles de madurez tecnológica, inversión pública y privada, y capacidad institucional.
Para las empresas, la combinación de IA con estrategias de customer engagement representa una oportunidad única para crear propuestas de valor diferenciadas y escalables. En México, las empresas están dispuestas a invertir hasta un 26% más en una computadora si incorpora capacidades de IA local, debido a sus beneficios tangibles. Esto demuestra que existe disposición real a adoptar estas tecnologías cuando se percibe valor concreto.
Un aspecto frecuentemente subestimado es que cuando la IA reside en la computadora local, «las personas pueden trabajar incluso sin internet. Eso cambia la forma en que operan escuelas, gobiernos y empresas en zonas donde la conectividad es limitada». Para una región con brechas digitales significativas, esta característica abre posibilidades transformadoras en territorios menos desarrollados.
La adopción de inteligencia artificial en el mundo laboral latinoamericano representa un punto de inflexión histórico. La región tiene la oportunidad de no solo consumir tecnología, sino de desarrollar capacidades locales que permitan adaptar estas herramientas a sus realidades específicas. Sin embargo, esto requiere un cambio de paradigma: pasar de la dependencia tecnológica a la soberanía digital. Las políticas públicas basadas en evidencia, la inversión en formación de talento y el fortalecimiento de ecosistemas de innovación local son elementos críticos. América Latina está lista para ser protagonista de esta transformación, pero solo si decide invertir en su gente y en su capacidad de innovación propia. El momento es ahora, y las decisiones que se tomen en 2025 determinarán si la región aprovecha plenamente este potencial o continúa en una posición de subordinación tecnológica.
