La flexibilidad sostenible: el nuevo paradigma del trabajo

El mundo laboral está experimentando una transformación sin precedentes. La flexibilidad, que alguna vez fue un beneficio adicional, se ha convertido en una condición esencial tanto para empleados como para empleadores. Así lo confirma el estudio global «El trabajo que queremos», realizado por la Confederación Mundial del Empleo con el apoyo de FT Longitude, que destaca la necesidad urgente de adaptar los marcos normativos para garantizar modelos de trabajo más sostenibles.

La flexibilidad como prioridad laboral

La encuesta, que incluyó a más de 700 líderes empresariales de organizaciones privadas y públicas en todo el mundo, revela datos contundentes sobre la evolución de las expectativas laborales. Entre los hallazgos más relevantes destacan:

  • El 83% de los altos ejecutivos afirman que, tras la pandemia, los empleados valoran tanto la flexibilidad en cuanto a dónde y cuándo trabajan como la retribución.
  • El 82% considera que la idea de seguir una única trayectoria profesional a lo largo de la vida ha desaparecido.
  • El 83% cree que es necesario informar mejor sobre los diversos tipos de contratos laborales y permitir a los trabajadores elegir el que más les convenga.

Estos resultados reflejan una transformación profunda en la mentalidad de la fuerza laboral. La flexibilidad ya no se limita a la posibilidad de trabajar desde casa o elegir los horarios laborales, sino que también se relaciona con la autonomía de los trabajadores para definir sus propios caminos profesionales.

Un marco para la flexibilidad sostenible

Si bien la demanda de flexibilidad es clara, muchas empresas aún enfrentan desafíos para implementarla de manera efectiva. Según el estudio, solo el 38% de los directivos se sienten capacitados para lograr una combinación óptima entre diversas formas de trabajo, y apenas el 37% para contratar trabajadores cedidos a la escala que desearían.

En el pasado, teníamos que adaptar nuestra vida para que encajara con nuestro trabajo. Hoy, ese guion se ha invertido: esperamos que nuestro trabajo se adapte a nuestro estilo de vida y a nuestra etapa vital. Crear e integrar una flexibilidad verdaderamente sostenible exige un nuevo paradigma y la acción de los responsables políticos para garantizar marcos jurídicos que reconozcan el valor de diversas formas de trabajo.

Esta necesidad de transformación regulatoria no solo beneficia a los empleados, sino también a las empresas. Un marco normativo adecuado permitiría ofrecer a los trabajadores opciones más diversas y gratificantes sin importar su tipo de contrato, mientras que las empresas podrían cubrir sus necesidades de talento de manera más eficiente.

La evolución del trabajo: un debate en curso

«La vida laboral que queremos» es el capítulo final del proyecto «El trabajo que queremos», una iniciativa que analiza la evolución del mundo laboral en tres fases clave. La primera parte del estudio examinó el impacto de la disrupción tecnológica en el empleo y cómo la inteligencia artificial está reformulando las estrategias de talento. La segunda parte exploró la creciente brecha de talento y la insuficiencia de las estrategias tradicionales de contratación para abordarla.

Ahora, en su fase final, la investigación se enfoca en la flexibilidad sostenible y su impacto en el futuro del trabajo. La Confederación Mundial del Empleo lidera esta iniciativa con el objetivo de generar un diálogo global y fomentar soluciones conjuntas que beneficien tanto a empresas como a trabajadores.

El futuro del trabajo ya está aquí, y la flexibilidad sostenible es clave para garantizar un mercado laboral más equitativo, productivo y alineado con las expectativas de la sociedad moderna. La conversación está abierta: ¿estamos listos para dar el siguiente paso?

Regulación laboral: la clave para una flexibilidad sostenible

La flexibilidad laboral se ha convertido en una demanda creciente en el mundo del trabajo, pero su éxito depende de la existencia de marcos regulatorios adecuados. Sin normas claras, la flexibilidad puede derivar en precarización o en inseguridad tanto para empresas como para trabajadores.

Es fundamental que las legislaciones laborales evolucionen para garantizar un equilibrio entre dinamismo empresarial y estabilidad laboral.


En el contexto actual, México enfrenta el reto de actualizar su marco normativo para facilitar la inserción laboral sin comprometer derechos. Modelos como el trabajo remoto, el empleo temporal formal y los esquemas híbridos requieren regulaciones que proporcionen certeza tanto a empleadores como a colaboradores. La falta de estas normativas puede frenar la competitividad y limitar las oportunidades de desarrollo profesional.

Por ello, es imprescindible un diálogo entre autoridades, empresas y trabajadores para construir un entorno donde la flexibilidad laboral sea una herramienta de crecimiento y no una fuente de incertidumbre. La modernización de las leyes laborales es la clave para un futuro del trabajo que combine innovación, productividad y justicia social.

La flexibilidad laboral como clave para el futuro del trabajo

En un mundo laboral en constante transformación, la flexibilidad se ha convertido en una necesidad ineludible para trabajadores y empresas. La irrupción de la tecnología, los cambios en las expectativas generacionales y la globalización han generado un nuevo paradigma en el que los modelos tradicionales de empleo resultan insuficientes.

En este contexto, es imperativo adoptar esquemas laborales flexibles que permitan responder a los desafíos del presente sin comprometer la estabilidad del talento humano.


México se encuentra en una coyuntura clave, con el nearshoring como una gran oportunidad para fortalecer su mercado laboral. Sin embargo, para capitalizar esta tendencia es esencial contar con marcos normativos modernos que promuevan modalidades de trabajo que equilibren la protección de los empleados con la competitividad empresarial. Modelos como el teletrabajo, la jornada reducida o los esquemas híbridos son fundamentales para atraer y retener talento en una economía globalizada.

Adoptar políticas de flexibilidad laboral no implica precarización. Al contrario, significa construir un entorno laboral donde las empresas puedan operar con dinamismo y los trabajadores accedan a empleos dignos con condiciones adaptadas a sus necesidades. Es responsabilidad de todos —sector público, privado y sociedad— fomentar un diálogo abierto para lograr un futuro del trabajo que conjugue productividad y bienestar.

El valor del trabajo en la era Post-COVID: Más allá de los ingresos

Aunque la pandemia ha cambiado la forma en que trabajamos y valoramos nuestro tiempo, el significado fundamental del trabajo sigue siendo crucial para nuestra sociedad. Desde proporcionar seguridad económica hasta fomentar nuestra identidad y conexión social, el trabajo desempeña múltiples roles esenciales en nuestras vidas. Viktorija Proskurovska, de la Confederación Mundial del Empleo (CME), lo explica a través de la jerarquía de necesidades de Maslow: primero, el trabajo nos proporciona estabilidad financiera, pero luego pasa a ser una fuente de identidad, propósito y crecimiento personal.

A pesar del auge de modelos laborales más flexibles y de la reducción de las horas trabajadas en muchas regiones, los datos globales muestran que la participación laboral ha crecido en los últimos años. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo mundial disminuyó rápidamente tras el pico alcanzado durante la pandemia, bajando al 5,3% en 2022, una cifra incluso inferior a la de 2019. Esto indica que, a pesar de los cambios en las preferencias y hábitos laborales, el empleo sigue siendo un elemento central en la vida de la mayoría de las personas.


Las diferencias en la percepción del trabajo a nivel mundial también son notables. Mientras que en economías desarrolladas como Reino Unido y Estados Unidos, entre el 73% y 80% de los trabajadores consideran que el trabajo es un aspecto importante de sus vidas, en países como Filipinas e Indonesia este porcentaje alcanza el 99%. Esto refleja no solo diferencias culturales, sino también económicas: en los países en desarrollo, la necesidad de estabilidad financiera hace que el trabajo sea percibido como un elemento indispensable.

En este contexto, las empresas deben adaptarse a una fuerza laboral cada vez más diversa en sus expectativas y necesidades. La flexibilidad se ha convertido en un factor clave, al mismo nivel que el salario, según lo indica una encuesta de la CME en la que el 83% de los ejecutivos reconoce que los trabajadores valoran la flexibilidad tanto como la compensación económica. Además, el 82% de los encuestados señaló que la idea de una única trayectoria profesional de por vida ha desaparecido, ya que cada vez más empleados buscan variedad y oportunidades de desarrollo continuo.

El auge de contratos temporales y basados en proyectos es una respuesta a esta nueva realidad. Profesionales altamente demandados, especialmente en áreas tecnológicas, están optando por trabajar por proyectos en lugar de aceptar puestos fijos, lo que les permite diversificar su experiencia y desarrollar nuevas habilidades. La Dra. Anna Gurun, del instituto de investigación británico HSM Advisory, señala que este modelo beneficia tanto a los trabajadores como a las empresas, ya que promueve el intercambio de conocimientos y la innovación dentro de las organizaciones.

Por otro lado, las empresas también pueden fomentar el desarrollo de sus empleados desde adentro, ofreciéndoles oportunidades de crecimiento sin necesidad de abandonar la organización. Un ejemplo de ello es Bosch, que ha implementado un sistema interno donde los empleados pueden registrar sus competencias y ser considerados para nuevos proyectos o roles dentro de la empresa. Esto no solo les permite ampliar su experiencia, sino que también fortalece el compromiso con la organización al ofrecerles una trayectoria de desarrollo personalizada.

A pesar de los cambios en las preferencias laborales, el trabajo sigue siendo una fuente de ingresos, dignidad y estabilidad. Para las empresas, entender esta transformación es clave para seguir siendo competitivas en la guerra por el talento. Adaptarse a nuevas formas de trabajo y ofrecer oportunidades alineadas con las expectativas de los empleados no solo es una estrategia efectiva para atraer talento, sino una inversión en la sostenibilidad del negocio en el largo plazo.

El Impacto de la Inteligencia Artificial en el Empleo Formal en América Latina: Oportunidades y Desafíos

El empleo formal en América Latina ha sido un tema de gran interés y preocupación durante décadas. A pesar de los esfuerzos por parte de los gobiernos y las empresas para promover el trabajo formal, la informalidad laboral sigue siendo una realidad para millones de personas en la región. Sin embargo, en los últimos años, la llegada y expansión de la inteligencia artificial (IA) ha planteado nuevas preguntas sobre el futuro del empleo en América Latina.

Algunos países están liderando el camino en términos de avances en inteligencia artificial, son, Brasil, por ejemplo, cuenta con un ecosistema de startups tecnológicas en crecimiento, especialmente en ciudades como São Paulo y Florianópolis, que están desarrollando soluciones innovadoras en IA para diversas industrias.

Además, México ha emergido como un centro importante para la investigación en inteligencia artificial, con instituciones académicas como el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) liderando proyectos de vanguardia en este campo.

Otros países como Argentina, Colombia y Chile también están invirtiendo en investigación y desarrollo en IA, aunque a menor escala en comparación con Brasil y México. Estos esfuerzos están contribuyendo a posicionar a América Latina como una región con potencial para convertirse en un actor relevante en el ámbito de la inteligencia artificial a nivel global.


Es importante comprender cómo la IA está cambiando el panorama laboral en la región. Por un lado, la IA está creando nuevas oportunidades de empleo en sectores como la tecnología, la inteligencia de datos y la programación. Empresas emergentes y grandes corporaciones están invirtiendo en talento humano especializado en IA para desarrollar y mejorar sus productos y servicios. Esto ha llevado a un aumento en la demanda de profesionales con habilidades en ciencia de datos, aprendizaje automático y análisis predictivo en toda América Latina.


Por otro lado, la IA también está automatizando muchas tareas que antes realizaban los seres humanos. En sectores como la manufactura, la logística y el servicio al cliente, los avances en robótica e IA están llevando a la reducción de puestos de trabajo tradicionales. Esto plantea un desafío significativo para los trabajadores de la región, especialmente aquellos con habilidades menos especializadas o educación limitada.

En este contexto, el impacto neto de la IA en el empleo formal en América Latina aún está por determinarse. Si bien es cierto que la IA está creando nuevas oportunidades en algunos sectores, también es probable que cause una disminución en la demanda de empleo en otros. Además, existe el riesgo de que la brecha entre aquellos que tienen acceso a empleos bien remunerados en el sector tecnológico y aquellos que no lo tienen se amplíe aún más.

Para abordar estos desafíos, es fundamental que los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto tomen medidas proactivas. Esto incluye invertir en educación y formación profesional para garantizar que los trabajadores estén preparados para los empleos del futuro, promover políticas que fomenten la inclusión digital y apoyar la creación de empleo en sectores emergentes impulsados por la IA.

En conclusión, si bien la IA tiene el potencial de transformar positivamente el empleo formal en América Latina, también plantea desafíos significativos que deben ser abordados de manera urgente y colaborativa. Solo mediante un enfoque integral y orientado al futuro podremos aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la IA mientras mitigamos sus posibles impactos negativos en el mercado laboral de la región.